ÁNGELA

Siendo padres de dos niños, estábamos convencidos de que no deseábamos más hijos, pero, a medida que estos fueron creciendo, cambiamos de opinión. 

A la edad de cuarenta años volví a quedarme embarazada de un tercer varón. De nuevo, mi marido y yo sentimos aquella poderosa fuente de ilusión en nuestras almas, una nueva semilla germinando gracias al amor que nos unía. 

Las dos primeras ecografías fueron un soplo de vida y alegría tanto para nosotros como para nuestros pequeños. Desgraciadamente, la tercera, realizada a las veinte semanas de gestación, no fue así.

Sutilmente nos anunciaron que el diminuto corazón había dejado de latir, aparentemente sin motivo alguno. Me atrevería a decir que mi corazón le imitó, siquiera durante unos segundos. Aquello supuso para mí una experiencia devastadora puesto que, pese a la frecuencia de estas pérdidas, nunca esperas vivirla en primera persona. 

Sin embargo, he de decir que tanto las comadronas como las enfermeras que me atendieron me mostraron su empatía y permitieron que mi marido me acompañara en todo momento.

Un año después volví a quedar embarazada, esta vez de una niña preciosa que se gestó sin problema y que se está desarrollando maravillosamente. 

Compartir:

Facebook
WhatsApp

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Quizá también te interese

Caronte

Dime, Caronte, por qué navegas mis entrañas, cómo es posible este río en mí ahora… ¿Cómo llegaste tan lejos? Dime si tu barca se hunde

➡️El duelo duele⬅️

Una afirmación obvia, pero que hasta que no se vive no se entiende..Según la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, se obervan 5 fases en un proceso de

Usamos cookies para asegurar que te damos la mejor experiencia en nuestra web. Si continúas usando este sitio, asumiremos que estás de acuerdo con ello. View more
Aceptar
Rechazar