“Ania es el nombre de mi hija pequeña. Su corazón dejó de latir cuando estaba embarazada de 17 semanas. Todo lo que rodeó su pérdida fue doloroso: asumir que nunca vendría a casa, la incomprensión de la ginecóloga, la cruel experiencia en la clínica abortista donde me derivaron… todo.
He tardado meses en encontrar mi camino de sanación. Primero, relatando mi experiencia en el cortometraje “Ania”, dirigido por mí y ganador del premio del público del Festival Ras i Curt de Ullastrell. Y, ahora, impulsando la Asociación Ania, donde compartir el duelo gestacional y ofrecer recursos a las familias que lo sufren.
Mi hija Ania me inspira y me da la fuerza para dar vida a este proyecto que lleva su nombre”.