Día de la MADRE

Tú no moriste, quien se murió fui yo.
El corazón que se detuvo fue el mío, el que se cansó de latir, el que se rompió en mil pedazos, fue el mío, no el tuyo.
Los ojos que se cerraron fueron los míos, se inundaron de lágrimas, se apagaron, se quedaron sin luz.
Tú no te fuiste, fui yo quien se marchó.
Vi como mi alma salió de aquel que era mi cuerpo, y se fue, dejando un cuerpo vacío, un cuerpo que se movía aún, sin nada por dentro, desprovisto de vida, desprovisto de todo.
Dejé de respirar. Agonicé, fui yo, era yo quien estaba ahí, despidiéndose al atardecer.
Quien se murió aquel día fui yo.
Se apagó mi voz, me volví un susurro solamente, y me extinguí lentamente, como una pequeña llama.
Me fui.
Me marché cuando alguien dijo que moriste.
Me marché cuando alguien dijo que no irías jamás a casa.
Cuando me dijeron que debía despedirme, cuando me dijeron que no había nada más que hacer.
Me morí, me ahogué con un mar de recuerdos que cayeron sobre mi como cascada, me dejé arrastrar por un río de ilusiones rotas, y ahí me quedé, flotando sobre el dolor de haberte perdido para siempre.
Quien se quedó en el cementerio fui yo.
A quien abrazó la fría tierra fue a mi.
Yo morí, tú no moriste, porque tú sigues aquí.
Porque tú vives entre las estrellas, porque apareces en los sueños más hermosos, porque existes en cada recuerdo, en cada destello de luz.
Tú vives, y yo morí.
Vives en un hermoso cielo, y yo me quedé en un lugar que se volvió un desierto.
Me quedé en un espacio vacío de ti, en un campo que dejó de florecer, con un sol que dejó de alumbrar.
Me quedé sin nada, sin llanto, sin todo eso que me diste un día.
Tan sólo tenía recuerdos, tu amor inmortal, tu lucha incansable, tu amor por la vida.
Tu paso por este mundo, por mi mundo.
Y así me quedé, pidiendo me revivieras, y solo recibí un soplo de viento, y fue lo único que pude sentir.
Yo morí, pero revivo cada vez que tu recuerdo viene.
Y vuelvo a vivir, para mantener la promesa de buscarte un día, entre los ángeles.
Aquel día tú no moriste, quien moría sin remedio era yo, yo sin ti.
De una página amiga

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